LOS PREJUICIOS
En ocasiones, emitimos juicios sobre otras personas a velocidad de vértigo. La mayoría de las veces son ideas estereotipadas y obedecen a prejuicios. Quienes juzgan a los demás tienen un pensamiento primario, poca capacidad de autocrítica y son bastante rígidos.
Las ideas estereotipadas y los juicios previos nos aseguran –sin coste intelectual alguno– en posiciones que no tenemos claras y, de ese modo, nos reducen inquietudes internas. Las ideas que se vinculan a través de los prejuicios son por lo general heredadas y se han asumido de forma crítica. No somos propietarios de ellas, sino que, por el contrario, estamos a su servicio. Lo normal es que este tipo de creencias se transmitan de forma inconsciente, vía familiar o social, por lo que tienen la fuerza que procede de la atmósfera cultural en la que uno crece. Algunas de las representaciones relacionadas con la sexualidad y los vínculos amorosos son heredadas y conllevan prejuicios que provienen de un pensamiento infantil. .
Las personas con muchos prejuicios tienen un pensamiento muy infantil, poca capacidad de autocrítica y una forma de ser bastante rígida. También tienen un alto grado de desconocimiento sobre sus procesos psíquicos y por ello se atreven a juzgar sumariamente a los demás, huyendo de sí mismos y poniendo en los otros lo que no soportan en su interior. Necesitamos tener criterio y juicios sobre lo que nos pasa y también necesitamos entender lo que les ocurre a los otros. Con frecuencia, las personas que se pasan el día juzgando tienen conflictos en su mundo emocional y se valorarían muy severamente si conociesen los deseos inconscientes que se esconden tras esas opiniones rápidas.
Algunas conductas prejuiciosas son producto de la anulación de la capacidad reflexiva. Lo peor es que anulan también la capacidad para cuestionarse y preguntarse sobre las razones de lo que le sucede al otro. Para ello hay que soportar la incertidumbre de no saber y sin análisis, por qué el otro es como es. Aceptar la ignorancia que tenemos sobre la complejidad humana es un síntoma de salud mental, de ahí que se nos haya transmitido, como muestra de la sabiduría suprema, la expresión “sólo sé que no sé nada”. Vivir sin juzgar implicaría haber alcanzado un grado de sabiduría del que estamos muy lejos, pero hacia el que debemos tender.
*aqui les comparto un video sobre el tema de hoy :), espero puedan visitarlo y dejen sus comentarios abajo*
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